Pareciera que con la edad, los problemas de adolescencia pudieran ir desapareciendo, uno de ellos: el acné. Sin embargo existen dos tipos de acné: el persistente, que se mantuvo latente durante la adolescencia y que seguirá presente por cuestiones genéticas o bien aquel que se desencadena después de los 25 años.
Algunos factores se han incluido en la lista como desencadenantes del acné, tales como el estrés (inevitable hoy en día); la utilización de ciertos cosméticos no comedogénicos que tapan los poros, así como los cambios hormonales como la premenstruación, el embarazo y el posparto, pero sin embargo el factor de mayor cuidado es el tabaco, ya que se ha estudiado que las mujeres que fuman tienen 41.5% más posibilidad de desarrollar problemas de acné en edad adulta que aquellas que no fuman.
A diferencia del acné "juvenil" que tiene característicamente la presencia de comedones en la zona T (frente, nariz y barbilla), el acné de edad adulta se manifiesta en la zona U: pómulos, mandíbula y cuello principalmente o tronco del cuerpo.
Existen varias recomendaciones para tratar el acné, la primera sería acudir con un especialista de la salud para que determine las causas del acné y brinde un seguimiento adecuado; evita el uso de productos oleosos sobre la piel; mantén la mayor limpieza que se pueda para que los poros no se tapen; un excelente aliado de la piel es utilizar productos que contengan en su formulación tea tree ya que naturalmente disminuye la producción de sebo; elimina los comedones e inhibe la bacteria responsable de producir el acné. Evita reventar las ámpulas o estarlas manipulando ya que podrían agravar y causar una infección.
Ante las primeras manifestaciones de acné, usa jabón Bustillos, que contiene tea tree, alquitrán de pino y otros ingredientes como la jojoba que actúan limpiando sin resecar de más, equilibrando el pH de la piel.
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Fuente: Academia Española de Dermatología y Venerología